Por Sergio Negri
El diplomático inglés Jerome Horsey (c. 1550-1626) presenció la última partida de ajedrez de Iván IV de Rusia («el Terrible») (1530-1584), el primero de los zares, dilecto apasionado por el ajedrez. Tanto es así que se cree, y el gran cineasta soviético (letón) Serguéi Eisenstein (1898-1948) lo recrea en el film dedicado al personaje, que murió mientras lo practicaba.
El pintor Konstantín Yegórovich Makovski (1839-1915), quien se especializó en el retrato de escenas costumbristas de la vida rusa, mitológicas e históricas, también reparó en ese personaje y en aquella experiencia final del zar, a partir de una pintura de 1903.
Se ha asegurado que la noche del último día de su vida, Iván se sentó en su cama para jugar al ajedrez con uno de sus boyardos. Antes de que empezara la partida, el propio zar colocó todas sus piezas en el tablero, excepto el rey (¡toda una parábola!), que no fue capaz de situar con firmeza, por lo que tuvo que recurrir a la ayuda de su sirviente. Minutos después, Iván se desmayó y murió, tras jugar esa que sería la última partida de su vida.
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