Por Horacio Olivera
Es fama que buena parte de los profanos en ajedrez suele considerar a los ajedrecistas como “gente rara”, cuando no directamente como “locos”. Los hay también quienes, muy por el contrario, estiman que ser jugador de ajedrez (del nivel que fuere) lo convierte a uno en una especie de “genio”, o en un ser de inteligencia “más allá de lo normal”. Nada de eso es necesariamente así, por supuesto. Nosotros, los ajedrecistas, sabemos que ninguna de estas generalizaciones es objetivamente correcta. Pero sí podemos decir, con sólidos argumentos en muchas ocasiones, que muchos hemos conocido casos de personas con características “especiales” (¿genios o locos? ¿O genios locos?), ya sea en nuestro club, en algún torneo o en alguna actividad relacionada con el juego…como seguramente ha de haberlas también en cualquier otro ámbito. Y en la historia grande del ajedrez hay también personajes que, habiendo sido reconocidos genios del juego, fueron acosados por algún tipo de psicosis. Veamos algo sobre ellos.