Luca Pacioli fue pionero del ajedrez moderno con «De Ludo Scachorum»

Por Sergio Negri

El ajedrez le debe mucho a Luca Pacioli (c. 1445-1517), autor de De ludo schaccorum, detto schifanoia, texto icónico para la historia del juego. Lo de schifanoia en el título tiene cierta explicación: hay por caso un palacio en la ciudad italiana de Ferrara que recibe ese nombre aludiendo a una situación en la que se evita el aburrimiento, con lo cual adquiere mucho sentido el título de un texto que es un auténtico tratado sobre el ajedrez (ludo schaccorum). Por otra parte, fue ese palacio el sitio en donde nació Isabella d´Este (1474-1539), reconocida mecenas de las artes, gran aficionada al ajedrez y protectora de Pacioli y de su amigo, el gran Leonardo da Vinci (1452-1519), a quien se le dedica el texto.

Un manuscrito de esa obra (tal vez en una versión preparatoria) se ha descubierto en fecha relativamente reciente (diciembre de 2006 en la Biblioteca de la Fundación Coronini Cronberg en Gorizia, Italia. Un hallazgo más de 500 años después del momento en que fue concebido!!!

Al procederse a su estudio, se ha sostenido con mucha verosimilitud que incluye imágenes que probablemente pertenezcan al propio Leonardo, tema al que nos hemos referido con detenimiento en el siguiente artículo: El genio de Da Vinci se reflejó (también) en el espejo del ajedrez.

Con toda la relevancia de esa revelación sobre el vínculo del gran Leonardo con el ajedrez, no habría que dejar en segundo plano, todo lo contrario, que es el texto mismo, debido al propio Pacioli el que tiene una relevancia espectacular en la historia del ajedrez, habida cuenta de que se trata del primer escrito en la península itálica que contempla las reglas del ajedrez moderno, es decir la modalidad en la que la reina adquiere movimiento ampliado, cosa que también sucede con el alfil, en un revolucionario momento que deja atrás la variante primitiva, esa que había venido de Oriente, que era más estática y que no contemplaba figura femenina alguna en forma de trebejo.

De este modo Fray Luca Bartolomeo de Pacioli o Luca di Borgo San Sepolcro, además de sus aportes en tanto fraile franciscano en lo cotidiano, y otros mucho más perecederos en el campo de la economía y las matemáticas suma, a su condición de padre de la contabilidad (inventó la partida doble, la del debe y del haber, un concepto que se usó de ahí en más y por siempre) y la de precursor del cálculo probabilístico, el hecho de ser un pionero del ajedrez moderno.

Luca Pacioli mostrando la solución a uno de los Teoremas de Euclides  (Jacopo de’Barbari, 1495)

El texto mentado está escrito en latín en un momento del tiempo impreciso que corresponde a algún año hacia fines del siglo XV. Por algunas circunstancias relacionadas a los traslados de Pacioli y Leonardo por la península, y por la dedicatoria del texto a los señores de Mantua (corte de la que ambos formaron parte en momentos precisos de la historia(, se cree que su datación no debería exceder a la del año 1500.

Y este es un punto importante. En España se han hecho numerosos estudios (no hemos percibido que en el caso de Italia se hayan realizado investigaciones de igual porte), para demostrar que el ajedrez moderno se concibió en su territorio. En ese orden se acuñó el concepto de escuela valenciana (cuando uno de los textos pioneros en rigor es de Salamanca) y se ha asegurado que es de 1475 el primer texto en donde se mencionan las reglas modernas, cosa que sucedió en el hermoso poema llamado Scachs d´amor, el que efectivamente está escrito en idioma valenciano.

Luego vendría Repeticion de Amores e Arte de Axedrez con CL iuegos de partido publicado en Salamanca en 1497, el que ha llegado a nuestros días, de autoría de Lucena y otro incluso anterior, mas perdido (por lo que se especula sobre un contenido que en rigor se desconoce), de Francesch Vicent, el que sería el primer tratado de ajedrez moderno de la historia que es de 1495, dado en Valencia bajo el nombre de Llibre dels jochs partits dels schacs en nombre de 100.

Con estos elementos de juicio se ha edificado la teoría de la primacía española sobre el ajedrez moderno y, en algunas versiones demasiado apasionadas, se ha llegado a querer significar que la aparición de la pieza de la reina también se le debe a esa geografía, asociando su encumbramiento a la figura de la reina Isabel la Católica. Un punto a investigar es si esa datación de 1475 del Scachs d´amor es absolutamente veraz ya que en el poema no figura fecha alguna por lo que esa determinación ha sido objeto de interpretaciones, con elementos de juicio más o menos sólidos, pero que no parecieran ser aún conclusivos. Por cierto, también sería extraordinario que, así como el texto de Pacioli fue hallado tantos años después, pudiera ocurrir lo propio con el de Vicent. El ajedrez, en cualquier caso, siempre recibirá pródigamente las novedades ya que la historia como bien se sabe es pasible de ser reinterpretada a la luz de nuevos elementos de juicio que se vayan presentando.

En todo este análisis, algunas cosas son ciertas, otras lucen exageradas y algunas pueden comportar directamente falsificaciones de la realidad. Es sabido, como estudiamos en diversos trabajos (entre ellos en La pieza de la reina aparece en el ajedrez. Versus de Scachis abre el camino (1/4)), que la primera vez que se menciona a la pieza de la reina no responde a la cultura española sino que es bien anterior, más exactamente de fines del siglo X, a partir de su inclusión en Versus de Scachis, manuscritos que hoy mismo se conservan, situados en lo que por entonces era el Sacro Imperio Romano-Germánico.

Es más, la pieza de la reina pudo haber ingresado o sido reconocida relativamente en forma tardía a España ya que hay registros literarios y arqueológicos sobre su contemplación en Francia, Inglaterra y aún en Italia, antes que los primeros aparecidos en España (pueden consultarse al respecto los siguientes trabajos: La pieza de la reina aparece en el ajedrez. Primeras menciones en Inglaterra, Francia y en el centro de Europa (2/4); La pieza de la reina aparece en el ajedrez. Importancia del texto de Cessole (3/4) y La pieza de la reina aparece en el ajedrez. Difusión por los vikingos, menciones en España y conclusiones (4/4)).

Con todo, es bien cierto que los primeros textos sobre el ajedrez moderno que se conocen son de España, los mentados Scachs d´amor (tema al que nos referimos en https://en.chessbase.com/post/scachs-damor-poem-part-1 y https://en.chessbase.com/(X(1)S(ct44rp210tf25aao1pnuiths))/post/scachs-damor-poem-part-2) y el de Lucena (sobre el de Vicent aguardamos pruebas más conclusivas sobre los alcances de su contenido, más allá de su relevancia y de la intensa y apasionada pesquisa que se hizo sobre el mismo, de lo que por ejemplo se da cuenta en el siguiente trabajo La búsqueda del Santo Grial del ajedrez).

Por ello, el mérito de la cultura hispánica es innegable en la construcción del ajedrez moderno. Y no requiere de mayores aditamentos que deslucen lo evidente cuando se pretenden forzar las cosas con agregados inopinados, como el de considerar que la aparición de la pieza de la reina se le debe a la monarca Isabel la Católica cuando, en todo caso, a ella podría adscribírsele, y en hipótesis a contrastar, solo su empoderamiento.

En este contexto, se impone profundizar un virtual diálogo para determinar preeminencias, vinculaciones y respectivos aportes, entre dos geografías peninsulares que políticamente estuvieron muy próximas y, en el extremo menos recorrido por las investigaciones, adquiere especial importancia el manuscrito de Pacioli ya que, al no saberse su fecha exacta, y siendo que sería de los últimos años del siglo XV, bien podría sostenerse que ese texto es al menos contemporáneo respecto de los ya bien conocidos oriundos de la otra península.

Aquí aparece, como en los propios orígenes del ajedrez (tema al que nos referimos en la charla que se puede apreciar en el vídeo obrante en el siguiente enlace: https://www.youtube.com/watch?v=3Yb4fno59Nc), una posibilidad que remite a las vertientes del sincretismo cultural. No sería la primera vez, ello ha sucedido en el caso de diversos descubrimientos científicos, que la aparición del ajedrez moderno, como respuesta a una necesidad epocal, aparezca en simultaneidad en dos sitios diversos. En cualquier caso, se trata de una cuestión a mirar sin excesivos apasionamientos ni sesgos nacionalistas, aguardando siempre más y más evidencias, en este caso en particular que determinen con escrutinios independientes la real datación de los textos icónicos tempranos sobre el ajedrez que se conocen.

Mas todo esto, si bien nos importa, y mucho, nos hace pensar en algo que luce aún más profundo: los cambios obedecen a movimientos sincrónicos culturales que se dan en sitios diversos en forma simultánea o, tal vez en forma complementaria (sin primacías, en comunión), en tiempos en donde los viajes y las relaciones entre naciones empezaban a ser habituales, por lo que los descubrimientos de un punto se podían llevar rápidamente a otro.

En estas condiciones el ajedrez, por su poderosa fuerza intrínseca, tiende a capturar y aceptar influencias culturales diversas, a adaptarse, de forma tal de profundizar su difusión y extender el campo de sus dominios a través del mensaje metafórico que comporta lo que lo hace muy apto al mundo cultural. Todo ello más allá de visiones que suelen preferir decantar por el localismo en vez de prestar atención a su universalidad.

Volvamos, ahora que hemos contextualizado su relevancia, al trabajo de Luca Pacioli. Su descubrimiento se le debe al bibliófilo e historiador italiano Duilio Contin (nacido en 1949), quien fue el que halló un manuscrito, de pequeñas dimensiones, que podría considerarse un texto preparatorio de la obra definitiva. Ello sucedió cuando estaba embarcado en una investigación sobre el pintor Piero della Francesca (1415-1492) y el propio Pacioli, encarada para el Centro de Estudios del Museo Aboca de Sansepolcro (sitio en el que nacieron y murieron ambos). El hallazgo se dio al revisar una biblioteca de unos 22.000 volúmenes correspondientes a la Fundación Coronini Gronberg, ubicada en el municipio de Gorizia, Venecia.

El texto hallado, que no debe ser considerado un tratado sino una recopilación de partidas, consta de 96 páginas, en las que aparece igual número de diagramas ajedrecísticos, que corresponden a 114 problemas con sus respectivas soluciones (en algunos folios se presentan más de un encuentro), los que responden a ambas modalidades de ajedrez conocidas en la época, la antigua y la moderna, o “alla rabiosa”, caracterizada esta principalmente por la gran movilidad que se le asignaba a la pieza de la reina.

En la obra de Pacioli las partidas presentadas no pueden considerarse originales ya que, las de viejo cuño, fueron incluidas en  otros manuscritos, como en los atribuidos a  Boncompagno da Signa. Y las que corresponden a la novedosa modalidad, también pueden ser apreciadas en otro manuscrito, que se codificó como “It.51”, el cual se conserva en la Biblioteca Nazionale Centrale de Florencia (donde también obran los de Boncompago) que, sin tener datación ni autoría explícita, es relativamente contemporáneo respecto del de Pacioli. De hecho, si bien el “It.51” pudo haber sido anterior, como bien estudia el historiador ajedrecístico Alessandro Sanvito (1938-2020), se especula sobre el real orden de precedencia respecto del de Pacioli o, incluso, se plantea la posibilidad de que los dos pudieran ser obra del propio Pacioli.

En el hallado en 2006 se aprecian preciosas imágenes de piezas que, en la mayoría de los casos, están en rojo y negro, los colores más típicos de las versiones protohistóricas de los tipos de ajedrez que rigieron previamente en el mundo oriental, tanto en la India como en la geografía de dominación musulmana. Las ilustraciones, aunque no se indica específicamente su autoría, podían adscribirse, al menos muchas de ellas, las correspondientes a la modalidad moderna, al genio de Leonardo. Las otras, las que responden a la forma de jugar tradicional, serían imágenes debidas al propio Pacioli.

El diseño de piezas atribuido a Leonardo

El vínculo entre ambos fue proverbial. A partir de la amistad y recíproca colaboración, tenemos De Divina Proportione, otro trabajo de Pacioli en el que aparecen ilustraciones de sesenta poliedros debidos, explícitamente, a “Lionardo da Vinci”. Se trata de un documento orientado a las matemáticas y la arquitectura en el que se consagró el concepto de la proporción áurea el que, si bien aparecerá publicado en 1509, habría sido concluido en 1497.

Con lo que los dos textos, De Ludo scacchorum De Divina proportione, coinciden aproximadamente en un mismo entorno temporal. Para más, el vínculo de Pacioli y Leonardo venía incluso desde antes, y  continuará profundizándose en años sucesivos, cumpliendo un derrotero espacial, y el ejercicio de una comunión de intereses y experiencias, que llevará a los amigos de un punto a otro, siempre dentro de la zona septentrional de la península. Ambos fueron escapando de las invasiones de tropas francesas buscando refugio en diversas cortes italianas.

Resulta central decir que, con la inclusión de estas imágenes en la obra ajedrecística de Pacioli, se verifica una situación inédita ya que, previamente, las piezas eran referenciadas con el nombre o la inicial de su denominación, lo que se sucedió sin ir más lejos en el “It.51”. Desde ahora, se comienza a consagrar un uso basado en imágenes iconográficas, un canon que se habrá de imponer irremediablemente en tiempos posteriores, y que tiene plena actualidad.

La intención original del autor era la de registrar todos los juegos de la época en un volumen que iría a llamarse De Ludis in genere, una labor que quedaría inconclusa. De Ludo scacchorum iba a ser, entonces, apenas una de sus partes. El manuscrito preparatorio de este hallado, y el propio texto principal, fueron escritos en idioma vulgar.

Hemos antes mencionado a Isabella d´Este. La marquesa, junto a su esposo, fue anfitriona de Pacioli y Da Vinci en Mantua, lo que sucedió durante un corto periodo de tiempo, concretamente desde mediados del mes de diciembre de 1499 hasta el mes de febrero del 1500 (algún autor extiende esa estadía conjunta hasta el 1503). Esa ciudad fue un destino intermedio, en el que estuvieron ambos antes de partir, primero a Venecia y luego a Florencia, en una  recorrida común que había comenzado desde el mismo momento en que escaparon de la invasión francesa a la ciudad de Milán, en la que previamente residían.

Retrato de Isabella d´Este de Leonardo

No obstante esta cronología, que da indicios más precisos del momento en el que el trabajo ajedrecístico de Pacioli fue ofrecido a sus protectores, se supone que su concepción es algo anterior, pudiendo haber sido redactado en Milán cuando estaba, siempre junto a Leonardo, bajo la protección del duque Ludovico Sforza (1452-1508), en cuya corte vivieron durante tres años, de 1496 a 1498. De este último año es De Divina proportione y, si asumimos (cosa que debe desde luego demostrarse) que De Ludo scacchorum es de ese periodo e igual datación, vemos claramente que el texto surgido en la península italiana corresponde casi con absoluta sincronicidad con los años en que aparecieron en la península ibérica los de Vicent y Lucena.

Lo cierto es que De Ludo scacchorum es dedicado a los señores de Mantua, por lo que suele situarse preferentemente hacia el año 1500 cuando Pacioli y Leonardo estaban en esa corte. Alternativamente, podría sostenerse que corresponda al periodo que va desde fines de 1506 y el mes de agosto de 1508, en el que Pacioli volvió a residir en esa ciudad. Pero en todo caso nos inclinamos por la primera fecha ya que fue el momento en que ambas personalidades convivieron allí, a diferencia del segundo momento en que la presencia fue de uno de ellos en solitario.

Pero hay algo más. Los conocimientos no son instantáneos, son en cambio acumulativos. Que un texto aparezca en determinado año, no significa que el descubrimiento sea de ese preciso momento, ya que lo que en todo caso ocurre es que la idea quede plasmada atada a cierta cronología, pero la maduración del concepto necesariamente es anterior. Por ello, Mantua es el lugar de publicación del tratado ajedrecístico, mas su concepción es previa e, insistimos, probablemente devenga de la estancia previa de sus autores en Milán.

En cualquier caso, fue un buen gesto que la obra se le dedicara a los duques de Mantua, por la protección recibida. Para más Isabella, una gran cultora del ajedrez, como muchos de sus parientes, tendría ahora otro motivo de solaz. La duquesa había nacido en Ferrara, y ese no es un dato nada menor. Es que, conforme se ha investigado, en esta red de relaciones que habla a las claras de la interconectividad de las culturas, se sabe que allí estuvo de visita el español Francesch Vicent (1450-1512), de quien ya hablamos, autor de aquel libro didáctico señero (y perdido).

Este había sido contratado por Lucrecia Borgia (1480-1519), quien estuvo casada con Alfonsi I d´Este (1476-1534), el que recurrió a su compatriota español (los Borgia/Borja tenían un origen aragonés) para mejorar en el juego y poder vencer a sus competidoras de la corte. Hay otras reyertas posibles, además de las que se podían producir en la superficie de 64 escaques: Lucrecia habría sido amante de Francisco de Gonzaga (1466-1519), el marido de Isabella y señor de Mantua. Pero esa es otra historia.

En todo caso la familia d´Este fue sumamente aficionada al juego, tal como lo transmite el historiador argentino Zoilo Caputto (1923/2021) quien indica por ejemplo que el duque Niccolo III d’Este (1383-1441) no sólo acostumbraba a jugar con el entonces famoso ajedrecista Mangiolino (o Magiolino), de la ciudad de Florencia sino que, asimismo, tenía valiosos manuscritos de ajedrez en su biblioteca.

Borso d’Este (1413-1471), primer duque de Ferrara, Gilio de’Zelati, compositor natural de Faenza, le dedicó un pequeño manuscrito sobre temas de ajedrez (que se conserva en la Biblioteca Real de Turín). Con todo se considera que de ese clan familiar el más apasionado por el ajedrez será Ercole II (1508-1559), quien se convertirá en uno de los más famosos coleccionistas de libros especializados de su tiempo.

En ese contexto tan favorable para el ajedrez en particular, y las expresiones artísticas, culturales y científicas más en general, era de esperar que Isabella fuera una entusiasta cultora, por lo que el trabajo de Pacioli (y de Leonardo) podía serle dedicado a ella, y a su esposo.

Del trabajo de Pacioli, como ya fuera dicho, se deriva que se comenzó a contemplar las reglas del ajedrez modernizadas, esas que implicaron principalmente la mayor movilidad de la reina y del alfil, ya que 26 de las 114 composiciones presentadas en el texto siguen un paradigma que usualmente se denominaba “alla rabiosa”,

De esos tiempos asimismo proviene la consagración definitiva de la posibilidad de movida inicial de peón marchando dos pasos, su coronación al arribar a la octava fila y el enroque. De hecho hay un jeroglífico de Leonardo, cuya imagen está debidamente invertida para que pueda ser vista en forma correcta sólo valiéndose de un espejo (como le gustaba al artista), que podría servir de sustento a que ya se lo imaginó en aquel entonces como se hipotetiza (nuevamente con necesidad de mayores precisiones).

una hipótesis que, de nuevo, luce algo exagerada.

Imagen especular de Leonardo que con la inscripción que parece indicar la expresión «Me enroco» podría sugerir el conocimiento temprano de ese movimiento

Pacioli, con su escrito, así como Lucena (y probablemente Vicent), y todos los que les siguieron, al contemplar las reglas del ajedrez moderno, aquí y allá, contribuyeron grandemente a la difusión del ajedrez y, por lo demás, a dotar a su práctica de una deseada uniformidad, habida cuenta que antes las reglas se practicaban distinto según las vigentes en cada geografía, lo que contribuirá a la práctica internacional.

A un libro respecto del vínculo específico de Pacioli con el ajedrez (Gli scacchi di Luca Pacioli, editado por Aboca Museum, Sansepolcro, 2007), se le agregó en 2016 otro debido a Franco Rocco (nacido en 1939), en el que se brindan, a juicio del autor, pruebas definitivas del mayor misterio que tiene ese manuscrito en el sentido de si se le puede adjudicar a Leonardo la autoría de todas o, al menos de buena parte, de las ilustraciones que lo engalanan. Para el arquitecto italiano no hay duda de ello, conclusión a la que arribó tras haber participado de una labor en la que compartió y conoció el resultado de las investigaciones encaradas con otros especialistas, la que fue encomendada por la Fundación Coronini Gronberg.

Las piezas del diseño atribuido a Leonardo

Rocco asegura, en tesis que aún no cuenta con el debido consenso, que 49 de las 96 páginas del texto, es decir exactamente la mitad más una, corresponden a ilustraciones “de la inefable mano izquierda de Leonardo da Vinci”.  Las otras, de trazos menos precisos y preciosos, serían del propio Pacioli, quien utilizaba la mano diestra. 

El libro de Rocco enfatizando en la figura de Da Vinci

Por lo pronto, hay que valorar el descubrimiento de un manuscrito que se creía perdido Y, más allá de disfrutar y admirar su contenido, en particular al contemplar las bellas imágenes que lo ilustran, varias de las cuales podrían deberse al genio de Leonardo, lo que más importa es que, con el de Pacioli, estamos en presencia de uno de los primeros textos que aparecieron en continente europeo contemplando las reglas del ajedrez moderno. Por ende ambas penínsulas, la ibérica y la itálica, deben ser identificadas como los lugares centrales en la aparición de un proceso que será revolucionario y definitivo para un juego milenario que siempre tiene algo más por decir. Y por explorar, en la intensidad y riqueza de su evolución, en su carácter de ser uno de los pasatiempos preferidos de los seres humanos en todo tiempo y lugar.

©ALS, 2022

Una respuesta a “Luca Pacioli fue pionero del ajedrez moderno con «De Ludo Scachorum»

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