Arthur Conan Doyle y el ajedrez

Por Sergio Negri

Cuando se explora la posibilidad de que un escritor hubiera alguna vez apelado al ajedrez en su obra, siendo ella significativa, es poco probable que no aparezca alguna referencia que nos resulte de interés.

Y ese es también el caso del escritor británico Arthur Conan Doyle, nacido en Edimburgo (Escocia) el 22 de mayo de 1859, fallecido el 7 de julio de 1930 quien, en un corto relato titulado The Adventure of the Retired Colourman de 1898, apela al juego.

En él se apoya en la figura de un criminal que es un ávido ajedrecista. Se trata de Josiah Amberley, comerciante de arte jubilado, que no tiene escrúpulos en asesinar a uno de sus rivales de juego. La cosa comienza cuando el propio Amberley contrata a Sherlock Holmes para investigar la desaparición de su esposa, con quien se había casado a poco de retirarse, quien era mucho más joven que él, la que había desaparecido junto a un vecino, con quien Amberley jugaba al ajedrez.

Como dos más dos son cuatro, Holmes especula que Ernest, el vecino en cuestión, quien además de doctor era fundamentalmente soltero, y también joven, mientras jugaba al ajedrez con su rival se cruzaba miradas enamorando a la dama (y no precisamente alguna de las que estaban en el tablero).

Atando cabos, haciendo uso de su reconocida capacidad de análisis deductivo, tal como era su práctica, Holmes termina descubriendo que su empleador no era otro que un asesino, que había despachado a su mujer y a su amante, por elementales razones de celos.  El locuaz Sherlock Holmes, al explicar el carácter del victimario expresa:

“El interés en el ajedrez indica la existencia de una mente intrigante”.

Arthur Conan Doyle

©ALS, 2022

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