Por Sergio Negri
La escena cinematográfica más sugerente que tiene como eje al ajedrez es la que representa la partida en la cual un caballero medieval, que regresa a su hogar después de haber participado de las Cruzadas, disputa con la Muerte. Aparece en Det sjunde inseglet (El Séptimo Sello), extraordinario film del mítico director sueco Ingmar Bergman (1918-2007), estrenado en su país natal en 1957.
Ese título en principio enigmático, alude a un pasaje de la Biblia, específicamente al Apocalipsis 8:1-5, donde se dice que:
«Cuando el Cordero abrió el séptimo sello, hubo silencio en el cielo durante una media hora Y vi a los siete ángeles que están de pie delante de Dios, a los cuales se les dieron siete trompetas. Se acercó otro ángel y se puso de pie frente al altar. Tenía un incensario de oro, y se le entregó mucho incienso para ofrecerlo, junto con las oraciones de todo el pueblo de Dios, sobre el altar de oro que está delante del trono. Y junto con esas oraciones, subió el humo del incienso desde la mano del ángel hasta la presencia de Dios. Luego el ángel tomó el incensario y lo llenó con brasas del altar, las cuales arrojó sobre la tierra; y se produjeron truenos, estruendos, relámpagos y un terremoto”.
Se referencia, entonces, al preciso momento en que, tras la apertura del séptimo sello, se produce un profundo silencio, en cuyo transcurso se les entregan siete trompetas a los siete ángeles y, tras sonar todas ellas, comienza el juicio divino.